noviembre 09, 2016

El triunfo del polémico Trump

Adolfo Medrano 

“¡Hagamos a América grande otra vez!” (Make America great again!) fue el lema de campaña que llevó a Donald Trump a ganar las elecciones estadounidenses. Para los latinoamericanos, musulmanes y también los europeos, se abre un compás de espera que permitirá conocer si las ofertas electorales se harán realidad.

Nos referimos, claro está, a la construcción del muro que separará la frontera americana de la mexicana, la prohibición de ingreso de musulmanes a Estados Unidos, la deportación de once millones de inmigrantes y el peligro de que se tomen decisiones militares unilaterales en el combate a los fundamentalistas del ISIS, dejando de lado a los aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el Nuevo Concepto Estratégico (NCE). 

Convertido en el 45 presidente de la Unión Americana, el magnate de la construcción realizó una campaña muy agresiva que espantó hasta a sus propios partidarios republicanos. Su estilo desenfrenado, irreverente y hasta grosero hizo que el mundo siga con mucha expectativa el resultado de la contienda.

Pero la campaña ha terminado y es hora de gobernar. Ya quedaron atrás las amenazas de encarcelar a Hilary Clinton o de reprochar la nacionalidad americana del presidente Barack Obama.

En su primer tuit como presidente electo, escribió: ¡Qué noche tan hermosa e importante! Los hombres y mujeres olvidados nunca más serán olvidados. Nos uniremos como nunca antes”. (Such a beautiful and important evening! The forgotten man and woman will never be forgotten again. We will all come together as never before).

Aunque el mensaje se puede interpretar de muchas maneras, en realidad hay que pensar en la reconciliación que necesitan los americanos después de estos meses de alta tensión. Incluso, en su primera aparición, tuvo palabras amables para su contendora Hilary Clinton, a quien reconoció diciendo: “Le debemos una enorme gratitud por su servicio a nuestro país”.

"Ahora es tiempo de sanar las divisiones (…) a todos a lo largo y ancho de esta nación les digo que llegó el momento de unirnos en un solo pueblo", señaló y se espera que en sus siguientes apariciones esboce de manera más específica su plan de gobierno.

La victoria de Trump se explica por al hartazgo del ciudadano americano frente a la clase política (el establishment) y el circuito de clanes familiares turnándose en el poder sin llegar a resolver los efectos de la recesión, el desempleo y de la expansión económica china, situación que el irreverente candidato supo capitalizar ensayando un “discurso antisistema y xenófobo” fuera de los parámetros conciliadores de las buenas formas.

Quizás ese fue el detonante que avivó el espíritu contestatario de determinados sectores de la población –en esencia trabajadores blancos pobres- que permitieron su triunfo.

Ahora el mundo aguarda en una “serena pero vigilante expectativa” (frase que tomo prestada de Haya), aunque el presidente francés François Hollande ha adelantado su preocupación, al afirmar que “están en juego la paz, la lucha contra el terrorismo, la situación en Oriente Medio, las relaciones económicas y la preservación del planeta”.

¿Cuál será la posición americana en la era Trump frente al cambio climático? ¿Cuál sobre la lucha contra el terrorismo fundamentalista? ¿Qué pasará con los acuerdos de libre comercio y las relaciones frente a las economías emergentes? ¿Cómo se enfrentará la expansión de la economía china? ¿Cómo se combatirán los efectos que dejó la recesión en la clase trabajadora?

Son preguntas que preocupan y que la comunidad internacional espera sean resueltas en breve, mientras surcamos un periodo de incertidumbre a juicio del mandatario galo.

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