febrero 06, 2016

Perú 2016: ¿Qué no dicen los candidatos sobre la educación?

Adolfo Medrano

Sin bachillerato antes de la universidad no hay salto hacia el desarrollo. Ningún candidato comprende que el verdadero drama nacional tiene su origen en el diseño actual de la Educación Básica Regular.  

Y la responsabilidad toca en directo a los políticos. Ellos se jactan de una gestión que apuesta por la reorganización administrativa y una ley universitaria que promueve la investigación, pero no modifica la estructura educativa.

Cuando los jóvenes terminan la secundaria no saben qué hacer con sus vidas. Sin el grado académico de bachiller transitan en la incertidumbre y no encuentran trabajo calificado.

Los últimos gobiernos han destruido a la educación. Modificaron cursos básicos como la historia del Perú y la historia universal, la geografía, literatura, artes plásticas, educación cívica, filosofía o trigonometría. Ahora todo se enseña bajo una mezcolanza ambigua: “Comunicación” y “Personal social” o los genéricos “Matemática” y “Ciencia y ambiente”. En la secundaria se incluyen "Historia, Geografía y Economía" o "Ciencia, Tecnología y Ambiente". La desarticulación de la programación escolar resulta evidente. 

Si se pregunta a un joven que terminó la secundaria sobre aspectos básicos de la historia del Perú o el concepto de filosofía, casi con seguridad no recibiremos una respuesta convincente.

Mientras la malla curricular esté trastocada, el modelo educativo no garantizará las competencias que se plantea. Los resultados de algunas pruebas internacionales de conocimiento no reflejan que estemos mejorando de manera necesaria. No nos engañemos.

El bachillerato existe pero bajo un concepto elitista denominado “internacional”. Después del intento de aplicarlo en 1998, se mantuvo en los colegios privados más caros y sirve para estudiar en el extranjero. Garantiza el ingreso a una universidad sin retroceder al hight school, preparatoria o escuela media.

Este formato también se promueve en el colegio público “Presidente” y permite a los jóvenes de menores ingresos estudiar en algunas universidades peruanas sin dar examen de admisión, pero al culminar deben sacar un segundo bachillerato. Un Macondo total.

No se entiende que el bachillerato pone en valor a la educación y acaba con las diferencias entre lo técnico y universitario. Es un imperativo reorganizar la Educación Básica Regular incluyendo dos años de estudios destinados a dicho fin.

¿Por qué las cosas se hacen mal en el Perú? Porque hay intereses económicos muy grandes que no quieren cambios. Cualquier modificación malograría el negocio de las academias preuniversitarias y de los institutos técnicos. Navegamos con el estigma de la exclusión social y no asumimos los cambios tal como operan en el resto del mundo.

En los países desarrollados lo técnico es más prestigiado que lo universitario. Recordemos a los institutos tecnológicos de Massachusetts o Monterrey donde los estándares son más altos que el rango universitario convencional. Se puede ser médico cirujano o ingeniero nuclear en cualquier tecnológico y con mejores oportunidades en el mercado laboral.

Sin horizontes claros es imposible avizorar un futuro que nos impulse al desarrollo. El salto hay que darlo ya.

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