febrero 16, 2012

Piaget, los pata de perro y el futuro...

Fito Medrano

En el pasado reciente, la gente en Perú usaba una célebre expresión para criticar a sus hijos y amistades. “Sólo andas en la calle con ese pata de perro”, sentenciaba la frase. Así se cuestionaba a aquel amigo que nos tentaba a por jugar en las esquinas de nuestras casas.

Tengo la impresión que de allí surgió la frase contestaría para defender al amigo criticado. A la pregunta “¿quién es él?”, surgió la respuesta categórica. “Es mi pata”, que se mofaba de la crítica del padre o la madre.

“Pata de perro” era una de las expresiones más severas (¡cómo cambian los tiempos!) para comparar al hijo y a sus amigos, con los perros vagabundos que deambulan por el mundo sin rumbo, oficio o beneficio…


Pero los jóvenes dieron vuelta a la crítica e inmortalizaron a sus amigos, bautizándolos como sus “patas”.

Ergo, cuando uno quiere referirse a un amigo entrañable, a su compañero de las buenas y las malas, dice “es mi pata”.

Pero independiente de esta circunstancia, es importante orientar a los hijos sobre la elección de sus “patas”. En el afán del descubrimiento, los niños y púberes explorarán en la calle nuevas aventuras y conocerán gente diversa. Harán intercambio de experiencias y costumbres.

De allí la importancia de criar con valores, con horizontes precisos y actividades propositivas hacia el conocimiento. Un niño cuya madre o padre se preocupan por cultivarlo, respetando sus estadios de desarrollo cognitivo, para citar a Jean Piaget, será una persona cuyo futuro tendrá certidumbres. Sobre todo, si se entiende que este constructo será un camino de adaptaciones, asimilaciones y equilibrios.

Lo que el niño vea en casa, lo irá reproduciendo como parte de su aprendizaje y cultura familiar. Si en el hogar sus progenitores son informales, es decir, por ejemplo, no tienen modales en la mesa, comen con la mano y se limpian la boca con el mantel, el menor reproducirá esas acciones en su diario discurrir. Será algo normal. No lo asumirá como un déficit. No tendrá capacidad para darse cuenta. Y así irá creciendo. Será muy difícil que en la escuela revierta esa tendencia porque allí no se sentará a comer, sino a estudiar.

Si el menor vive en medio de un ambiente de violencia, donde los padres discuten y se agreden con frecuencia, además de interactuar con un lenguaje soez, esas actitudes serán copiadas por el menor y formarán parte de su arquitectura social. Podrá convertirse en un ser agresivo o introvertido.

Es importante transmitir estas reflexiones en nuestro entorno para fomentar un tejido social a favor de los valores.

Ocurre también que los padres no suelen tener paciencia o tiempo para enfrentar la vida cotidiana con sus vástagos. Cuando los niños pasen a la pubertad y tengan acceso a la calle, aprenderán de sus “patas” hábitos buenos y malos. Por lo regular, serán malos porque, tal como sentencia la vieja frase, el justo peca en arca abierta. Y dos inexpertos sueltos en plaza, podrán ser tentados por gente mala que necesita corromper para sobrevivir.

Y será así que en un escenario malo, se iniciarán en las drogas, el alcohol y el sexo no seguro, es decir, comenzarán ese ciclo, mediante el cual, crecerán creyendo ser los dueños del mundo. Y si no tienen capacidad autocrítica y un control de sus emociones, será, lamentablemente, el inicio de una vida reñida con las leyes y un camino de frustraciones…

Si los padres de familia no llegan a tomar conciencia de la importancia de cuidar bien a sus menores, inculcando valores y actividades que promuevan el juego con el aprendizaje, es probable que ante el aburrimiento, ellos encuentren en la calle, la distracción y la aventura necesarias que no tienen en casa.

No quiere decir que todos los escenarios sean negativos. También hay buenos “patas” con quienes descubrir la vida, desde un punto de vista positivo y constructivo. Los amigos del colegio y la universidad, serán, por lo regular, nuestros compañeros de ruta.

Tampoco se trata de promover el crecimiento de un nerd. Simplemente, ayudar a encaminar al menor en su desarrollo cognitivo, hasta que tenga sus valores cimentados.

Si todos ponemos un poco de atención en estos temas fundamentales, iremos construyendo una sociedad mejor, cuyos cambios comenzarán a notarse a partir de la segunda mitad de este siglo XXI. Caso contrario, seguiremos padeciendo los problemas de informalidad, cinismo y egoismo de la actualidad.



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