Canciller mexicano Luis Videgaray con su homólogo peruano
Ricardo Luna.
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Adolfo Medrano
El neoliberalismo impone nuevos retos para el crecimiento
sostenido de las economías nacionales y así parecen haber entendido México y
Perú que reafirman una relación de amistad y cooperación como nunca antes,
cimentadas en los desafíos de abrir y consolidar nuevos mercados.
En días recientes estuvo en Lima el secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray, a propósito de la II Reunión del Consejo de Asociación Estratégica México-Perú, en la cual se analizaron temas de cooperación económica, migratoria, consular, cultural y de protección al consumidor.
“La verdad que la relación entre México y Perú, no hay otra manera de describirla, es buenísima. Compartimos valores, historia, cultura y tenemos ahora una relación económica muy importante, tanto (como) en la inversión. Son muchas las empresas mexicanas que han venido a invertir exitosamente en Perú, país con un amplio prestigio en México y muy atractivo para la inversión por parte de las empresas mexicanas. Queremos hacer más comercio, queremos seguir integrándonos.
Somos parte, México y Perú, de la Alianza del
Pacífico que es el instrumento de integración, yo creo que más exitoso en
América Latina junto con Chile y Colombia”, refirió Videgaray en una entrevista
a RPP.
Explicó el canciller mexicano que fruto de ello, se decidió
iniciar un proceso de integración para lograr acuerdos de libre comercio con
Singapur, Australia, Nueva Zelanda y Canadá, a fin de expandir la oferta de los
productos exportables y recibir otros de dichas naciones.
En este contexto no se puede pasar por alto que en pleno siglo
XXI el Perú sigue atado al modelo primario exportador por la carencia de una
industria consolidada y vive a la suerte de que los precios de los minerales
sostengan su balanza fiscal. De ahí que ir en igualdad de condiciones en una
alianza estratégica es una oportunidad inigualable para negociar acuerdos
comerciales y permitir a los productores peruanos encontrar derroteros hacia
nuevos mercados.
En lo que toca a México, gracias a
la revolución de principios del siglo XX, a la Constitución de Querétaro de
1917, al petróleo y a su cultura nacionalista, esta nación hermana pudo crecer y
consolidar una economía que la sitúa con ventaja dentro del G-20, el grupo de
los países con mejores economías del mundo.
“Este es un fenómeno nuevo, es algo francamente muy
importante e implica que vamos juntos peruanos y mexicanos, (…) negociamos como
un solo equipo para abrir nuestros mercados, para generar exportaciones y crear
empleos en ambos países. Hoy estamos aquí para celebrar el Consejo de nuestra
asociación estratégica, donde revisamos todos los aspectos de nuestra relación
desde lo cultural hasta lo económico pasando también por las afinidades
políticas, lo cual es algo francamente muy grato porque tenemos con Perú una
relación no solamente buena sino muy cercana y muy activa”, explicó Videgaray.
Las expresiones del canciller azteca reflejan el buen nivel
de los vínculos diplomáticos y comerciales entre ambos países y ponen en
evidencia la visión que tiene México del Perú en su momento actual, reconociéndolo como un país emergente que intenta encontrar su camino hacia el
desarrollo, más allá de los problemas internos de inseguridad, violencia e
informalidad desbordantes.
En México hay siempre una actitud favorable con los
peruanos. En los cursos de historia de las escuelas existe un acápite de
información sobre el poblamiento de América, en donde los maestros hacen
mención a una cultura tan importante como la azteca, nos referimos a los incas,
un argumento suficiente para ver con simpatía al vecino del lado sur del
continente.
No debe olvidarse que México fue también asilo e
inspiración de políticos, intelectuales y artistas. Verbigracia, Haya de la
Torre fundó el APRA en 1924, uno de los partidos políticos más trascendentes en
la vida peruana, el investigador social José Matos Mar pasó algún tiempo de
reflexión intelectual a principios de este nuevo milenio y Ricardo Blume, Saby
Kamalich y Patricia Aspillaga consolidaron sus carreras actorales.
La visita del canciller mexicano a Lima tuvo también otros
dos significados especiales. Por un lado, la entrega de 168 bienes culturales
precolombinos incautados en sus aduanas y que tras una investigación adecuada regresan
a Perú para su conservación y puesta en valor y, por otro, la participación de
México como país invitado de la Feria Internacional del Libro de Lima.
Si algún legado tuvo la revolución mexicana fue el espíritu nacionalista
que desde entonces ha sabido promocionar las artes plásticas y escénicas, la música, la literatura,
así como la ciencia y tecnología, lo que hace a ese país sumamente atractivo en
su oferta cultural.
La producción mexicana de las casas editoriales privadas junto
al Fondo de Cultura Económica (FCE), el gran sello de prestigio estatal, son
las estrellas del evento limeño, un verdadero lujo por fiestas patrias.
La relación mexicano-peruana reafirma los buenos y viejos
lazos de amistad de dos culturas emblemáticas del continente con una alianza
estratégica que ya comienza a dar sus frutos.
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