Adolfo Medrano
Cerrar las puertas de la economía americana para que nadie
se infiltre recuerda el hábito del avestruz que por temor al peligro entierra
la cabeza para resguardarse sin saber bien qué hacer, ni adónde ir.
Y es que el mandatario electo Donald Trump exhibe ya el
mascarón de proa de su gestión: el proteccionismo a ultranza de la economía
estadounidense frente a la “amenaza” de la globalización y los acuerdos
multilaterales que, contra lo que él cree, constituyen el verdadero progreso.
El anuncio del retiro de Estados Unidos del Tratado Asia
Pacífico (TTP, por sus siglas en inglés) implica una decisión riesgosa. Si para
Trump el temor es que la economía americana naufrague en un entorno
globalizado, lo único que va a conseguir es aislar a esa importante nación de
un intercambio que dinamiza las relaciones comerciales y propicia el crecimiento.
Esas medidas pueden despertar el fantasma de la recesión con las consecuencias
que ello implica: desempleo, cierre de negocios, transferencia de activos o
movimiento bursátil con indicadores negativos.
¿Está el mercado americano en condiciones de resistir esa
situación y generar superávit? Bien difícil. Claro que Trump se ha curado en
salud y como respuesta a sus medidas proteccionistas ha dicho que renegociará
acuerdos bilaterales específicos para que ello “devuelva los empleos
industriales a las orillas de América”.
Si a eso se suma el anuncio de la expulsión inicial de hasta
tres millones de inmigrantes con problemas ante la justicia y luego los que
sigan, la cosa se pone crítica y se esperan cambios bruscos. Trump parece
olvidar cuál es el verdadero engranaje que mueve el motor de la economía
americana y algunos analistas han señalado que esa medida va a encarecer la
mano de obra de manera significativa.
¿Quién va a salir favorecido con esta decisión? Nada más ni
nada menos que el gigante chino, interesado en consolidar su liderazgo
mundial.
La presencia del presidente chino, Xi Jinping en la cumbre
APEC realizada en Lima, fue la mejor plataforma para matar dos pájaros de un
tiro cuando afirmó que "los arreglos pequeños y exclusivos no son la
opción correcta" porque China no participa en el TTP y, de paso, anticiparse
en responder a los anuncios de Trump.
Por esas cosas del destino, la coyuntura resulta propicia
para China si logra liderar los procesos de integración comercial con las
naciones que conforman el APEC. Quizás por ello Jinping ha dicho que "el
logro de un área de libre comercio del Asia-Pacífico es una iniciativa crítica
para una prosperidad de largo plazo". No hay que olvidar que los chinos
producen y exportan de todo, lo que los obliga a asegurar mercados para una
adecuada comercialización.
El proteccionismo puede resultar un tiro por la culata para
Trump y los economistas tendrán mucha tela para analizar y hacer pronósticos.
Entre tanto, los chinos fieles a la lógica denxiaopinista
seguirán expandiéndose en términos capitalistas sin importar que su estructura
política sea comunista, pues como decía aquel viejo líder post-Mao: “no importa
de qué color sea el gato, lo importante es que cace ratones”.
Y tampoco se debe olvidar aquella otra frase que Den
Xiaoping pronunció en 1992 ante algunos incrédulos ciudadanos: “enriquecerse es
glorioso”, algo que la economía china parece haberse tomado al pie de la letra
desde entonces.
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