Algunas medidas contra la corrupción que no resultan del
todo novedosas y parecen tardías, anunció el presidente Pedro Pablo Kuczynski, lo
que nos regresa al tema de los valores y actitudes de algunos ciudadanos que no
gustan vivir bajo el imperio de las normas y la formalidad.
“Donde se pone el dedo, salta la pus”, dijo el insigne
pensador Manuel Gonzáles Prada y es una verdadera lástima comprobar que un
siglo después la frase sigue vigente en el Perú.
Algo que para vergüenza histórica no es nuevo en estos
lares. La deshonra de una actuación transparente
se remonta hasta la época de los incas, de lo contrario no existirían las
famosas sentencias quechuas: Ama Sua, Ama Llulla y Ama Quella (no seas ladrón,
no seas mentiroso, no seas flojo).
El impacto mediático sobre el brote de corrupción se explica
porque surgió del propio entorno presidencial, razón por la cual el jefe del
Estado dijo sentirse inmensamente decepcionado del ahora exasesor, médico
Carlos Moreno, pues traicionó su confianza al ser descubierto en componendas de
un convenio de atención en salud.
"La corrupción es un problema estructural en nuestro
país y viene de mucho atrás. Pero eso se acabó", enfatizó el mandatario
en su mensaje. Sin embargo, el asunto no está en las medidas que anunció con cierta
tardanza tras conocerse los hechos sino, más bien, en hacer hincapié sobre la
conciencia ciudadana.
Si se piensa que este tema se va a solucionar actualizando
el curso de Educación Cívica en los colegios, tal como adelantó la ministra de
Justicia, Marisol Pérez Tello, la verdad es que se trata de una medida
incompleta.
Ese anuncio pone de manifiesto una crítica abierta al Ministerio
de Educación por su falta de reflejos y ojalá ello dé lugar a la modificación
-¡al fin!- del Currículo Nacional de la Educación Básica. La idea es que los
jóvenes estudien las materias con nombre propio y sílabos adecuados, y que el
bachillerato se haga extensivo a todos los escolares antes de ingresar a la
universidad.
Parte del problema pasa porque la Educación Básica Regular
no ofrece un camino seguro al estudiante y cuando éste termina la educación
secundaria, entra en una gran crisis vocacional pues se reconoce –en algunos casos- pésimamente formado, situación
que lo orilla a la informalidad y de ahí el tramo es corto hacia la
corrupción.
Si los estudiantes terminaran el colegio siendo bachilleres,
tal como ocurre en la mayoría de países desarrollados, otro sería el panorama.
Entre las principales ventajas, ellos podrían acceder al mercado laboral con sus capacidades
fortalecidas y un grado académico que los respalde. No ocurre así en la actualidad y además persiste un estigma ridículo que genera una brecha
entre lo técnico y profesional.
Otro punto determinante es estructurar una amplia estrategia
de comunicación para el desarrollo que incentive los valores, las actitudes
positivas y el amor por el Perú en los hogares de manera sostenida y prolongada.
Acción que debe concertar una gran alianza del gobierno con los medios de comunicación, los
colegios profesionales, las universidades, los gremios empresariales y
sindicales, entre otros.
Algo parecido a la época cuando el Estado y la sociedad
civil se pusieron de acuerdo para que los choferes usen cinturones de seguridad
en los vehículos motorizados. Nos costó aprender, pero ahora es un hábito
adquirido.
En lo que toca a las medidas anunciadas, por ejemplo
aquellas para revisar el Despacho Presidencial y la evaluación de colaboradores
de los ministros, son acciones que se realizan desde hace varios gobiernos
atrás, verificando los perfiles de los candidatos mediante certificados de antecedentes policiales, penales, grados y títulos contrastados,
colegiaturas profesionales vigentes, domicilios actualizados, entre otros.
Lo que falta es el monitoreo y evaluación de valores, actitudes
y rendimiento laboral, así como el conocimiento de la Constitución y las normas
legales que deberían realizar comisiones altamente calificadas y transversales con
participación de la Contraloría General, Fiscalía de la Nación, Defensoría del
Pueblo y el apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El proyecto de ley de muerte civil para los corruptos debe pasar
por una reforma constitucional severa, en el supuesto que se quieran hacer las
cosas de manera adecuada, siendo muy escrupulosos con el tema de los principios
de la justicia y los derechos humanos.
En cuanto a la Comisión Presidencial de la Integridad, da la
impresión que se duplicarán las acciones que realiza el Consejo de Ministros,
de lo contrario podríamos preguntar si se va a citar a más funcionarios y si eso sería adecuado.
La convocatoria al Consejo de Estado es oportuna en tanto se
tomen medidas conjuntas para que, salvando la autonomía de cada poder, se
trabaje de manera articulada en el combate de las malas prácticas. Entendemos
la buena fe y la indignación del presidente Kuczynski, pero hay algunos anuncios
que se hubieran podido hacer después de esa reunión de carácter urgente.
Luchar contra el cáncer que corroe a la sociedad peruana es
complicado y sería una pena admitir que hemos llegado a hacer metástasis, de
suerte que todo intento por extirpar los tumores nunca estará de más.
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