Adolfo Medrano
Sin bachillerato antes de la universidad no hay salto hacia
el desarrollo. Ningún candidato comprende que el verdadero drama nacional tiene
su origen en el diseño actual de la Educación Básica Regular.
Y la responsabilidad toca en directo a los políticos. Ellos se jactan de
una gestión que apuesta por la reorganización administrativa y una ley
universitaria que promueve la investigación, pero no modifica la estructura educativa.
Cuando los jóvenes terminan la secundaria no saben qué hacer con sus
vidas. Sin el grado académico de bachiller transitan en la incertidumbre y no
encuentran trabajo calificado.
Los últimos gobiernos han destruido a la educación. Modificaron cursos
básicos como la historia del Perú y la historia universal, la geografía,
literatura, artes plásticas, educación cívica, filosofía o trigonometría. Ahora
todo se enseña bajo una mezcolanza ambigua: “Comunicación” y “Personal social”
o los genéricos “Matemática” y “Ciencia y ambiente”. En la secundaria se
incluyen "Historia, Geografía y Economía" o "Ciencia, Tecnología
y Ambiente". La desarticulación de la programación escolar resulta
evidente.
Si se pregunta a un joven que terminó la secundaria sobre aspectos
básicos de la historia del Perú o el concepto de filosofía, casi con seguridad
no recibiremos una respuesta convincente.
Mientras la malla curricular esté trastocada, el modelo educativo no
garantizará las competencias que se plantea. Los resultados de algunas pruebas
internacionales de conocimiento no reflejan que estemos mejorando de manera
necesaria. No nos engañemos.
El bachillerato existe pero bajo un concepto elitista denominado
“internacional”. Después del intento de aplicarlo en 1998, se mantuvo en los
colegios privados más caros y sirve para estudiar en el extranjero. Garantiza el ingreso a una universidad sin retroceder al hight school,
preparatoria o escuela media.
Este formato también se promueve en el colegio público “Presidente” y
permite a los jóvenes de menores ingresos estudiar en algunas universidades
peruanas sin dar examen de admisión, pero al culminar deben sacar un segundo
bachillerato. Un Macondo total.
No se entiende que el bachillerato pone en valor a la educación y acaba con
las diferencias entre lo técnico y universitario. Es un imperativo reorganizar
la Educación Básica Regular incluyendo dos años de estudios destinados a dicho
fin.
¿Por qué las cosas se hacen mal en el Perú? Porque hay intereses
económicos muy grandes que no quieren cambios. Cualquier modificación
malograría el negocio de las academias preuniversitarias y de los institutos
técnicos. Navegamos con el estigma de la exclusión social y no asumimos los
cambios tal como operan en el resto del mundo.
En los países desarrollados lo técnico es más prestigiado que lo
universitario. Recordemos a los institutos tecnológicos de Massachusetts o
Monterrey donde los estándares son más altos que el rango universitario convencional.
Se puede ser médico cirujano o ingeniero nuclear en cualquier tecnológico y con
mejores oportunidades en el mercado laboral.
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